Hoy escribo este artículo que nace desde esa certeza profunda y con el deseo de acompañarte, paso a paso, por los siete estados de consciencia que yo misma he explorado, honrado y que estoy transitando día a día.
Quiero aclarar antes de pasar a describirte estos 7 estados de consciencia, que el despertar no se fuerza, se reconoce a medida que va llegando.
¿Estás lista para recordar quién eres en realidad?!
Es ese lugar donde vivimos en modo supervivencia. Donde creemos que somos el personaje, la historia, el dolor. Todo es esfuerzo, juicio, comparación. Y aunque parezca un lugar oscuro, es también sagrado, porque desde ahí el alma empieza a susurrar: «esto no es todo».
Aquí algo empieza a incomodarnos. Intuimos que hay más, pero no sabemos qué ni cómo. Aparece la frustración, el autojuicio, el deseo de cambio mezclado con miedo. Es un territorio borroso, pero crucial. Porque lo que nos molesta… nos despierta.
Empiezo a cuestionarlo todo. Lo que creía, lo que hacía, lo que permitía. Me siento sola a veces, pero también más viva que nunca. Descubro que puedo elegir mis pensamientos, que mi cuerpo tiene mensajes y que mi intuición no está loca. Estoy despertando.
El corazón empieza a liderar. Ya no reacciono igual. Honro mis emociones, suelto lo que no resuena. Hay destellos de paz que no dependen de nada externo. Entiendo que la realidad es un espejo de mi mundo interno. Todo cobra sentido.
Vivo en presencia. Confío en mi ritmo, en los ciclos de la vida. Siento la Fuente en cada hoja, en cada gesto. Las sincronías me guían, mis decisiones son claras. Inspiro a otros sin buscarlo, simplemente siendo.
Aquí, todo se vuelve milagro. La manifestación es rápida, el cuerpo responde al alma. No necesito controlar: estoy en entrega. Fluyo con la vida, la devoción es mi hogar. La abundancia no es meta, es reflejo.
Ya no hay «yo» y «tú». Todo es Uno. Vivo en comunión silenciosa con la totalidad. El tiempo se disuelve, el juicio desaparece. Lo que hago nace del amor. Y lo que soy… es la Fuente misma.
Querido corazón, estos estados no son escalones que subir, sino frecuencias que habitar con amor.
Podemos transitar varios a la vez, ir y venir, y eso también es parte del viaje.
Esta es una invitación a recordar nuestra verdadera naturaleza: somos seres de luz, con un ADN cósmico que nos conecta con la Fuente y nos otorga el poder de crear la realidad que deseamos.
Con amor y luz✨
África Martín